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jorgito

El coleccionista de Luces

Henri Cartier-Bresson, el Mago de la luz y de la eternidad, el Gran Cazador de lo inefable, el Ojo virgen y maravillado, el incansable Buscador de la armonía, el Geómetra divino, el Ordenador de la entropía, el Matizador de grises infinitos.

El Corazón puro y empático, el Hombre libre, el Budista, el Tántrico, el Ético. El Amante de la Vida, el Curioso insaciable, el Captador de nuestra esencia, el Gran Surrealista, aunque nadie se diera cuenta.

Se va Henri Cartier-Bresson , a fundirse en su ser. A sus 95 años, qué solo se había
quedado en un mundo tan confuso.

Con un click de su cámara, el mundo quedaba explicado y ordenado en un instante irrepetible. Nadie como él ha sabido mostrar por medio del arte la tensión armónica que es nuestro mundo, que es nuestra vida, que somos nosotros. La envolvente geometría de Cartier-Bresson nos muestra que somos parte de un todo y estamos integrado en él. El Gran Campeón del Número Pi, el Cercano y Simple Embudo sobre el que recae la Fórmula Aúrea

Apenas nuestra imagen cotidiana, en un momento en el que todos los elementos que componen la vida, los visibles y los invisibles, están en perfecta armonía. El Momento Decisivo en el que la Vida cobra sentido y un simple reflejo en un papel fotográfico nos muestra nuestra más profunda esencia y nuestra condición humana, variada y eterna. Un universo multiforme, lleno de matices.

Monsieur Henri Cartier-Bresson, Maestro, muchas gracias por haber alejado nuestros límites. Muchas gracias por hacernos tan felices.

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